Lucio's Journal

Sweet Shopping
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Downtime

Buffet italiano

Después de salir de esa misión extraña y dolorosa, estaba hambriento y agotado. Decidí que necesitaba comer algo que me levantara el ánimo, así que me dirigí al primer buffet de tenedor libre que encontré, que resultó ser un restaurante italiano. Mis ojos brillaron al ver la enorme variedad de pastas, salsas, y acompañamientos que ofrecían. Sentí un hambre voraz y, como siempre, estaba listo para comer hasta saciarme.

Empecé con unos platos de spaghetti con albóndigas, bañados en una salsa marinara deliciosa. No podía dejar de sonreír mientras comía. Luego, me serví una buena porción de lasaña. Era suculenta, con capas de carne, queso ricotta, y salsa boloñesa, todo perfectamente gratinado. Después, me lancé sobre unos ravioles rellenos de espinaca y ricotta, cubiertos de una suave salsa de crema. No podía parar; seguí con unos penne al pesto, cuya mezcla de albahaca y piñones me hizo sentir como si estuviera en el mismo corazón de Italia.

Por supuesto, no me olvidé de probar los fetuccini Alfredo, con su salsa de queso parmesano y crema que se deslizaba perfectamente en cada bocado. Luego, descubrí una estación de gnocchi, esas suaves bolitas de papa que parecían derretirse en mi boca, cubiertas con una salsa de cuatro quesos que era simplemente celestial. También probé los canelones rellenos de carne, que estaban increíblemente jugosos y sabrosos.

Después de varios platos y de sentirme absolutamente satisfecho, me di cuenta de que el personal del restaurante me miraba con una mezcla de asombro y preocupación. Justo cuando estaba considerando ir por otro plato, se me acercó el gerente, muy educadamente, pero con una sonrisa tensa, y me dijo que lamentablemente tendría que dejar el lugar para dar espacio a otros comensales. Me reí y acepté irme, entendiendo que probablemente había comido más de lo que ellos esperaban.

Me levanté, agradecido por la deliciosa comida y el pequeño escape de la realidad que había tenido. Aunque me echaran, me fui con una sensación de felicidad y el estómago lleno de todas esas maravillosas pastas italianas.

Deadly Corporation
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Downtime

No me dieron postre

Después de terminar mi primera misión, sentí un hambre feroz. Ya saben, eso de correr, esquivar torretas y cargar con puertas puede abrir el apetito. Así que, apenas salí del lugar, me dirigí directo a un buffet libre que había oído mencionar. Se llamaba "Todo lo Que Puedas Comer", y bueno, ¡parecía un desafío directo para mí!

Entré al lugar y me maravillé al ver la enorme variedad de comida. Había de todo: desde ensaladas frescas hasta montañas de carne asada. Primero, me lancé sobre las pastas. Había espaguetis con salsa de tomate, lasaña, y hasta raviolis rellenos. Los devoré en minutos. Luego, pasé a la sección de carnes, donde me comí varias porciones de pollo al horno, chuletas de cerdo y hasta costillas de ternera. 

No podía dejar pasar los mariscos. Había camarones, calamares fritos y unas ostras que, aunque nunca había probado, me parecieron divertidas. Las comí todas, aunque la textura era rara. Después, me dirigí a la barra de sushi. Tomé rollos de todos los tipos: salmón, atún, aguacate... ¡Todo estaba delicioso!

No podía olvidarme de las ensaladas, así que agarré un plato gigante con todo tipo de vegetales, aderezos y hasta un poco de ensalada de papas. Luego, pasé a la sección de postres. Había pasteles de todos los colores y sabores: chocolate, fresa, limón. También había helado, así que hice una montaña con todos los sabores y la cubrí con una mezcla de salsas y toppings. 

Después de comerme casi todo lo que había en el buffet, noté que la gente me miraba con asombro. Algunos incluso sacaron sus teléfonos para grabar. Pero seguí comiendo hasta que un empleado, con cara de pocos amigos, se acercó y me dijo que ya era suficiente. Me echaron del lugar con una mezcla de admiración y preocupación por la cantidad de comida que había devorado.

Salí del buffet sintiéndome muy satisfecho. Fue una experiencia increíble, y aunque me echaron, me llevé una gran historia para contar. Además, ¿quién puede decir que ha probado casi todo lo que había en un buffet en una sola sentada? ¡Yo, Monkey D. Lucio, puedo! Y eso es algo que siempre recordaré con una sonrisa.

Left Right Game
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Downtime

Apu

Después de esa misión en la Ruta 40, donde pasaron tantas cosas raras que prefiero no recordar, mi estómago estaba rugiendo como un león hambriento. Así que, cuando vi un cartel que decía "Buffet Libre de Comida India", supe que era el lugar perfecto para recargar energías.

Entré con una sonrisa, listo para comer todo lo que pudiera. El aroma de las especias indias me hizo sentir en casa de inmediato. Agarré un plato enorme y comencé a llenarlo con todo lo que veía: pollo tikka masala, biryani, paneer con espinacas, y unas cuantas samosas crujientes. No me importaba qué tan picante era, todo se veía delicioso.

Me senté y empecé a devorar cada plato como si fuera el último. El biryani estaba perfectamente sazonado, y el curry tenía ese golpe de picante que te hace sudar, pero que también te hace querer más. Me comí varias raciones de naan, usándolas para limpiar los restos de salsa en mi plato, y luego volví por más.

El buffet estaba lleno de sabores que nunca había probado, y no podía parar. Probé el dal, el tandoori, y hasta unos postres que estaban escondidos en una esquina. Seguí comiendo hasta que noté que los empleados comenzaban a mirarme con sorpresa, y después de un rato, uno se acercó y me pidió amablemente que considerara terminar mi festín. 

Me reí, me levanté de la mesa, y agradecí por la comida. Salí con una barriga llena y una sonrisa de oreja a oreja, listo para lo que viniera después.

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