No me dieron postre
Después de terminar mi primera misión, sentí un hambre feroz. Ya saben, eso de correr, esquivar torretas y cargar con puertas puede abrir el apetito. Así que, apenas salí del lugar, me dirigí directo a un buffet libre que había oído mencionar. Se llamaba "Todo lo Que Puedas Comer", y bueno, ¡parecía un desafío directo para mí!
Entré al lugar y me maravillé al ver la enorme variedad de comida. Había de todo: desde ensaladas frescas hasta montañas de carne asada. Primero, me lancé sobre las pastas. Había espaguetis con salsa de tomate, lasaña, y hasta raviolis rellenos. Los devoré en minutos. Luego, pasé a la sección de carnes, donde me comí varias porciones de pollo al horno, chuletas de cerdo y hasta costillas de ternera.
No podía dejar pasar los mariscos. Había camarones, calamares fritos y unas ostras que, aunque nunca había probado, me parecieron divertidas. Las comí todas, aunque la textura era rara. Después, me dirigí a la barra de sushi. Tomé rollos de todos los tipos: salmón, atún, aguacate... ¡Todo estaba delicioso!
No podía olvidarme de las ensaladas, así que agarré un plato gigante con todo tipo de vegetales, aderezos y hasta un poco de ensalada de papas. Luego, pasé a la sección de postres. Había pasteles de todos los colores y sabores: chocolate, fresa, limón. También había helado, así que hice una montaña con todos los sabores y la cubrí con una mezcla de salsas y toppings.
Después de comerme casi todo lo que había en el buffet, noté que la gente me miraba con asombro. Algunos incluso sacaron sus teléfonos para grabar. Pero seguí comiendo hasta que un empleado, con cara de pocos amigos, se acercó y me dijo que ya era suficiente. Me echaron del lugar con una mezcla de admiración y preocupación por la cantidad de comida que había devorado.
Salí del buffet sintiéndome muy satisfecho. Fue una experiencia increíble, y aunque me echaron, me llevé una gran historia para contar. Además, ¿quién puede decir que ha probado casi todo lo que había en un buffet en una sola sentada? ¡Yo, Monkey D. Lucio, puedo! Y eso es algo que siempre recordaré con una sonrisa.